A finales de los años 90 del siglo pasado un grafitti se tomó muros y fachadas del occidente de la ciudad de Bogotá. Noche tras noche, gracias a la oscuridad y soledad de las calles capitalinas se multiplicaba por doquier, era una extraña e
incomprensible frase de autoría desconocida.
El más notorio de estos textos abstractos estaba ubicado en
una extensa pared de ladrillo sobre la avenida Boyacá con Avenida Eldorado,
donde hoy se encuentra una famosa cadena de supermercados por membresía.
Lo recuerdo claramente, ya que era una ruta habitual hacia mi
hogar, y la mayoría de las veces pasaba justo por ahí, mirando a través de la ventana de las busetas las calles y las viñetas urbanas que se me grababan en la meoria sin comprender
muchas veces su significado, como aquel grafitti de grandes letras coloridas
que rezaba: “Dussán y Beltrán faltones”.
Esa misma frase estuvo expuesta por mucho tiempo en fachadas,
portones y paredes, como un recordatorio a dos sujetos sin rostro, pero de sonoros apellidos que eran unos tipos faltos de palabra, sin compromiso, que socavaron la confianza de alguien, era una especie de dedo acusador para exponerlos al escarnio público. Nunca sabremos de que se trataba, el tema hoy en día sigue siendo un misterio sin descifrar.
$50.000 pesos costó el alquiler de la cancha |
Así como también ha sido una incógnita por qué no se ha podido volver a reunir al equipo LHEMI en el gramado. Primero se dio una fallida convocatoria futbolera para la semana Santa. Luego, el Káiser Romero decidió apartar cancha para invitarnos a jugar el miércoles 1º de mayo, y de esta manera limar asperezas con sus amigos lasallistas; no obstante, éstos un tanto oscos le respondieron con una negativa, arguyendo distintas excusas.
Jancker en medio de un grupo de "alemanes" |
La cosa pintaba realmente mal, pero sin darse por vencido ante el desagravio masivo, el Káiser consiguió invitar un número decente de jugadores entre estudiantes, profesores y empleados del Sprach Institut.
Entre ese grupo de teutones, solamente un lasallista
respondió al llamado. Se trataba de Jancker, quien llegó con la pelota debajo
del brazo para la alegría de la gente. De esta manera ya solo quedaba ponerla a
rodar y jugar fútbol en esa mañana calurosa.
Del partido no tenemos mucho que decir, tampoco creemos que
los discípulos del hermano Niky quieran saberlo, solo habrá que esperar que
para el próximo partido que es en honor a la visita del Patrón, los lasallistas no salgan como Dussán y Beltrán: ¡FALTONES!