viernes, 7 de febrero de 2020

Las Diminutas Dichas



Sin meditar mucho en las consecuencias nos lanzamos a nuestro primer partido de futbol once del 2020. Con sorpresa noté que pocos recalcitraron en lo que significaba jugar 90 minutos. Unos más optimistas (o menos concientes) abrazaban tiernamente la idea de que “la que corre es la pelota”, así que sin mayor análisis emprendimos nuestra labor, tratando de ignorar que sobre nuestra humanidad los días pasan cada vez más rápido.
Jugando con arbitro (de naranja) por primera vez
Para algunos el marcador fue importante hasta cierto momento, el climax del encuentro se vivió sobre los primeros minutos de la segunda parte cuando atropelladamente encontramos el empate. Solo hasta ahí llega mi memoria del resultado del partido, lo que viene después de eso son puras ganas de salir adelante con la frente en alto, y sin lesiones por supuesto, a pesar del juego torpe y malintencionado de uno que otro integrante del equipo rival que no hizo mella sobre nuestros valientes defensas.

Motivo de la salida de defenzor
Paralelamente se desarrollaba otro interesante encuentro por fuera del perímetro de la cancha. Defenzorcita y el Bambino se batían conjuntamente en todo tipo de aventuras heroicas que incluso llegaron a retar el frio y la lluvia. Ellos, al igual que los más grandes, omitían inocentemente lo que significa retar al cuerpo con tal de sumar momentos felices en compañía de nuestros amigos. ¡Pero claro! tarde o temprano la autoridad inquebrantable y risible de sus progenitores pondría fin a tamaña hazaña. Una voz fuerte, luego otra, un par de instrucciones impopulares serían suficientes para terminar lo que hasta el momento era una proeza bajo la lluvia. Después de eso y al mejor estilo de nuestro ja ja ja james, el destino fue la fría banca en donde solo merodeaba, con la sosegada calma que traen los años, el orgulloso padre de nuestro impreciso arquero LUMI y su zurdisimo, muy zurdisimo, hermano Javier quien aún agradece a su Dios no haber sido sodomizado por un politólogo en formación. Aclaro que solo en este caso, como una valiosa excepción, el termino zurdisimo no hace referencia a las precarias capacidades de nadie, dícese del que patea o escribe con la izquierda.

Volviendo a la cancha el partido se marchitaba. El minutero perdía fuerza, tenía más vida ese tal paro nacional que el propio cotejo y nuestro Roy Barreras Lasallista, el buen defenzor, ya hacia parte del equipo contrario a pesar de su imponente amenaza de solo jugar un tiempo. A lo lejos se escuchaba una agónica supl“tiempo juez”, pero aun con mis dificultades a cuestas sospecho que no había nadie más interesado en finalizar el encuentro que el Chavo, quien miraba frecuentemente con el rabillo del ojo a su compañero del medio campo. Con suspicacia notaba como lo seguía, lo acompañaba, se mostraba, se proyectaba con la ilusión propia de quien comparte con un ídolo, en realidad un ídolo casi anónimo, más conocido por su mal gusto que por su palmarés.


Por fin llegó el pitazo final. Muchos de nosotros ya nos habíamos quitado el peso del encuentro de encima, pero para el Chavo lo más importante aún estaba por venir, así que con encomioso anhelo no dudó en inmortalizar ese momento con una foto junto a su pequeño ídolo. La tarea estaba hecha.
Un gran jugador con el novio de Marbelle, al fondo; el autor de esta entrada
 Finalmente todos tenemos nuestras propias motivaciones, nuestras propias dichas, las diminutas dichas como diría Eliseo Diego, esas que poco a poco sustituyen el permanente estado de felicidad que nunca llega. Mi hernia gritaba, pero en mi interior sentía la tranquilidad de haberle mostrado una vez más a mi Bambino que el futbol nos hermana, que la lluvia, el frio y la noche nada importan cuando se trata de sumar momentos en compañía de quienes tanto apreciamos y que finalmente lo bailao no nos lo quita nadie.

viernes, 17 de enero de 2020

Oui Oui Oui


Los últimos partidos han demostrado un poder de convocatoria de Kaiser inmejorable. Esto ha llevado a que sea común jugar con 3 equipos rotando cada gol o 10 (ficticios) minutos, tras una ronda de penales.

Lo más paradójico es que entre la gran cantidad de personas que estábamos allí, ninguno había llevado balón, por lo cual tuvimos que esperar casi 25 minutos para empezar. En consecuencia, este partido sería muy corto, así como esta reseña.

El profe Chechirris, "El multilingue"
En esa espera mientras calentábamos y nos saludábamos, comentamos la entrada anterior de este blog, con la enorme sorpresa que Checho no la había leído. Exacto, el protagonista principal y homenajeado de esta fabulosa entrada no se había dignado a leer el escrito de Jancker. Un poco apenado sacó su celular y en medio de la cancha empezó a leer en voz alta, al parecer los años en Leticia le han lastimado la habilidad para leer mentalmente.

Esta vez el LHEMI contaba con en cancha Cebollin, Checho, Chavo, defenzor y Kaiser para jugar. Sin embargo, debíamos jugar 6, por lo cual nos llevamos a un desconocido de nombre extraño al que Checho acertadamente denominó como Ben Hur. En el primer partido el LHEMI salió derrotado y Kaiser, en un movimiento ágil, intercambia a Ben Hur por uno de sus alumnos también seguidor de los diablos rojos. Este sería el equipo con que se jugaría el resto del tiempo.

Mientras tanto, afuera defenzorcita y Manusovich jugaban con la tierra falsa sin importar lo que pasará en cancha. Atrás quedaron los gritos de “menos pelea y mas juego” del partido pasado, esta vez la barra se concentraba en sus asuntos internos sin preocuparse.

La rotación en el arco permitió que varios taparan buscando siempre el mejor equipo en cancha, que con el paso de los minutos fue mejorando e imponiendo un buen ritmo. Algunos goles y muchos palazos, un par de jugadas muy bien elaboradas que dejaron contentos a casi todo el equipo.

Termina el partido y Checho entrevista a Manu:
Checho: ¿En qué colegio estudias?
Manu: En el italiano
Checho: ¡Oh!   Oui, oui, oui

  
PD: Zombie viene en a finales de abril por 2 semanas, así que organizen agendas para multiples eventos con él