Por: @ivanwilchesg
Sin meditar mucho en las
consecuencias nos lanzamos a nuestro primer partido de futbol once del 2020. Con
sorpresa noté que pocos recalcitraron en lo que significaba jugar 90 minutos. Unos
más optimistas (o menos concientes) abrazaban tiernamente la idea de que “la
que corre es la pelota”, así que sin mayor análisis emprendimos nuestra labor, tratando
de ignorar que sobre nuestra humanidad los días pasan cada vez más rápido.
Jugando con arbitro (de naranja) por primera vez |
Motivo de la salida de defenzor |
Volviendo a la cancha el partido
se marchitaba. El minutero perdía fuerza, tenía más vida ese tal paro nacional
que el propio cotejo y nuestro Roy Barreras Lasallista, el buen defenzor, ya
hacia parte del equipo contrario a pesar de su imponente amenaza de solo jugar
un tiempo. A lo lejos se escuchaba una agónica supl“tiempo juez”, pero aun con
mis dificultades a cuestas sospecho que no había nadie más interesado en
finalizar el encuentro que el Chavo, quien miraba frecuentemente con el rabillo
del ojo a su compañero del medio campo. Con suspicacia notaba como lo seguía,
lo acompañaba, se mostraba, se proyectaba con la ilusión propia de quien
comparte con un ídolo, en realidad un ídolo casi anónimo, más conocido por su
mal gusto que por su palmarés.
Por fin llegó el pitazo final. Muchos
de nosotros ya nos habíamos quitado el peso del encuentro de encima, pero para
el Chavo lo más importante aún estaba por venir, así que con encomioso anhelo no
dudó en inmortalizar ese momento con una foto junto a su pequeño ídolo. La
tarea estaba hecha.
Un gran jugador con el novio de Marbelle, al fondo; el autor de esta entrada |
Finalmente todos tenemos nuestras
propias motivaciones, nuestras propias dichas, las diminutas dichas como diría Eliseo
Diego, esas que poco a poco sustituyen el permanente estado de felicidad que
nunca llega. Mi hernia gritaba, pero en mi interior sentía la tranquilidad de
haberle mostrado una vez más a mi Bambino que el futbol nos hermana, que la
lluvia, el frio y la noche nada importan cuando se trata de sumar momentos en
compañía de quienes tanto apreciamos y que finalmente lo bailao no nos lo quita
nadie.