Por estas épocas electorales reviven los lemas
trasnochados, especialmente sobre el futuro. Ya hemos escuchado cosas como
“bienvenidos al futuro”, “El futuro es de todos”, y ahora “Colombia Tiene
Futuro”, otra perla de un político visto como mesías por algunos.
Y es que pensar
en el futuro siempre ha sido emocionante, esperanzador. Cuando estábamos encerrados
en cuarentena estricta, pensábamos en el próximo partido, en cómo sería volver
a las canchas, volver a marcar un gol, dar un patadon, hacer un caño, escribir
esta entrada, celebrar
con los amigos.
Pero la
realidad nos recibió con una cachetada, el futuro es solo una ilusión y
seguimos repitiendo los errores del pasado. En nuestro regreso a las canchas, posterior
a la cuarentena, al menos 575 días después de nuestro último partido, todos
vacunados, y en medio de la pandemia, nos dejamos llevar por ese futuro soñado y
descuidamos lo que teníamos por delante, pensamos más allá y no en la verdadera
solución: CAMBIO
9 PM, CUR Compensar, cancha 2. Se escucha "Life is life" en honor al difunto Maradona, mientras los equipos calientan, el balón en la casa de Jancker (el gran ausente), somos los que estamos, somos los que no pudieron venir.
Esta noche
capitalina es fría, tenemos una sensación extraña de describir, diría que esta
entre una enorme emoción por volver a jugar juntos y un miedo a hacer el
ridículo por los meses sin jugar, no estamos en forma ni en condiciones, pero
las ganas nos tienen ya listos para el pitazo inicial
A la cancha
salimos así:
En teoría, un equipo bastante técnico, parejo, no tenemos arquero y por eso improvisamos. Arranca tapando defenzor porque es el que esta físicamente peor, le entregamos el balón a los rivales, Kaiser lidera ese ataque. Los primeros minutos son de estudio, se nos vienen encima, pero reaccionamos.
Se viene el
primer gol de los colomboalemanes, un error de defenzor. De ahí en adelante se
abrió el juego y fue de ida y vuelta, goles en cada bando, así se consumieron
los primeros 15 minutos ya estábamos empatados a 3 goles. Empezamos a rotar en
la portería hasta que finalmente el equipo de LHEMI se puso arriba en el
marcador, manteniendo la diferencia de a 1, es un juego parejo.
Lo que no es parejo es el estado físico, si bien el LHEMI corre, ellos son más jóvenes, su promedio de edad solo es afectado por el Kaiser, y, además, tienen un cambio. El partido está empatado a 5 anotaciones y en cada gol, han rotado su plantilla, siempre tienen a un jugador descansado, mientras nosotros en la tribuna solo tenemos la mejor hinchada posible.
El juego se
hace más lento, estamos sin regreso y se incrementa el juego fuerte, los
choques se hacen cada vez más comunes y empiezan los improperios, todos en
nuestra lengua nativa. Chuy esta exaltado, Johan responde con un patadon a
destiempo. El LHEMI vuelve a estar abajó en el marcador tras un espectacular
autogol, el equipo rival abraza a Marioñu.
La Mejor Barra |
Kaiser nos
envía a uno de ellos, la moral por el suelo, el despilfarro de goles, estamos
exhaustos.
El partido
termina pasadas las 10 de la noche, estamos contentos, no solo de jugar
nuevamente sino de reencontrarnos. Todos estos 17 meses que pasaron sin vernos,
sin contarnos todo lo que nos pasó, sin contar nuestras anécdotas de la
cuarentena y pandemia, termina finalmente con la promesa que, en el próximo
partido, la solución será tener al menos un cambio.
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