Entran con una sonrisa reflejada en el rostro. Son de diferentes latitudes, pero tienen el
alemán como idioma común. Se ponen la indumentaria con rapidez, reparten
instrucciones finales y se preparan para triturar al rival.
El cronómetro contabiliza diez
minutos recorridos, pero la pelota no se ha echado a rodar por el
incumplimiento de sus oponentes, tal vez haciéndolo un lindo homenaje al puente
festivo de San Pedro se han tomado las cosas con calma. En el gramado, sólo 3
jugadores del LHEMI que comparten el mismo apellido hacen presencia haciendo
ejercicios de calentamiento y tímidos toques de balón entre sí. Las cosas no pintan bien, la nómina está
incompleta y el tiempo corre con relativa prisa.
De repente, la llegada del señor
Marioñu consigue darle inicio al partido. El afán por empezar a jugar no dio lugar
a identificar que existían dos escuadras; de seis y cuatro jugadores. El sacrificado fue Diego “La Tormenta” Romero,
quién decide equilibrar las cargas y pasar al equipo de sus antiguos compañeros
lasallistas.
No podemos pedir mucho. Tengamos
en cuenta que ya han pasado cerca de un par de lustros desde que abandonamos
por completo el fútbol de colegio o barrio, ese que se juega en el potrero a como dé lugar, ese que de acuerdo con las
circunstancias propicia un reglamento sui géneris que le da ese toque mágico
de informalidad. La adultez nos ha
obligado a refugiarnos en este nuevo modelo “indoor”
de césped sintético, del cual, si usted ha sido fiel seguidor de este blog,
conocerá de sobra que gracias al furor y la novedad de comienzos de milenio fuimos
pioneros en usarlas.
De vuelta al partido, un
concierto de carcajadas entre propios y extraños se escucha en la cancha cuando
Jancker hace notar que Marioñu está jugando con una indumentaria, que antes que
una camiseta parece una faja adelgazante
como las que se comercializan en los canales por cable.
En contra de todo pronóstico, una
amplia dosis de virilidad, de despliegue físico y de juego lírico, lograron
convertir al equipo lasallista en una tromba avasallante que rápidamente lo
hizo amplio dominador del partido. Una constante diferencia de 3 goles sobre la
máquina germana hacía prever que la victoria era cuestión de trámite: Tocar,
tocar y lastimar.
Como el contrario también juega,
era de esperarse entonces una arremetida furiosa que le permitiera llegar al
empate. Cosa que no ocurrió, por lo
menos antes del último cuarto de hora. Pero (Siempre hay un pero) todo cambió
en un abrir y cerrar de ojos. Como si se
tratara de un capítulo de aquel programa argentino del peor día de tu vida,
fuimos ridiculizados en el terreno de juego con gambetas, goles de media
distancia, de cabeza y otro de globito.
Un equipo de futbolín habría reaccionado, pero los nuestros sólo los
vieron jugar hasta el pitazo final.
Las buenas actuaciones de la
banda LHEMI se fueron diluyendo con errores puntuales y grupales, en parte por
impresionante desgaste físico y por otra gracias al exceso de confianza. ¿El marcador
final? Bueno, se dice que 14 a 11 en un los primeros 60 minutos de este cotejo
que tendrá su segunda parte el festivo del 20 de julio ¡El día de la
Independencia!
Calificaciones:
- Dj Jimmy: No fue la mejor presentación para el colombocanadiense.
Fue responsable de dos autogoles. (5)
- Marioñu: Desordenado y desubicado como atacante. Se le nota que su
posición natural es de marca donde da equilibrio y seguridad. (6)
- Jancker: Tuvo ganas y desparpajo para atacar, pero erró en la
puntada final, tanto así que el madero le devolvió tres remates a puerta. Se diluyó en el último tramo del partido. (6)
- Pini Grande: No dudó en atreverse a encarar, a rematar al arco y
anotar varios goles. Por su evidente falta de estado físico terminó en medio de
la ansiedad y el desespero de sus compañeros. (7)
- Romero: Buscó sociedades y, sobre todo remates de media distancia.
Aunque anotó algunos goles, no se sintió cómodo para definir algunas increíbles.
(6)
3 comentarios:
Buenísimo, en mis tiempos no se hacían más de 4 goles por partido... Pero claro les falta portero jaja
Buenísimo, en mis tiempos no se hacían más de 4 goles por partido... Pero claro les falta portero jaja
Me llega un comentario de un corresponsal indicandome que Pini Grande y Marioñu emularon a Messi durante el partido.
Obviamente no jugando, sino vomitando en cancha.
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