Fue el miedo a ser agredidos a coscorrones por parte de
nuestros lectores por andar despreocupados y tener abandonada esta página, el
que nos obligó a los miembros del staff a dejar por un rato la botella de
Néctar Azul, poner en pausa las fiestas decembrinas y asumir el compromiso de sentarse
frente al computador para escribirles un pequeño resumen de lo que ocurrió en
el partido del 8 de diciembre.
Nosotros, así como el Intendente Ahumada, guardaespaldas de
Vargas Lleras, también nos comprometemos a tener más cuidado con la ciudadanía y
por eso estamos decididos a cumplir cabalmente las funciones que nos
corresponden como cronistas y fotógrafos de los encuentros futboleros que se
lleven a cabo por los miembros del grupo.
Por tal motivo y sin más preámbulos, entramos en materia. Fue
una bella noche de fútbol la que se vivió el festivo posterior al día de las
velitas. Un horario sui generis, tal vez decidido arbitrariamente por el Káiser
Romero, seguramente pretendiendo que la gélida noche capitalina nos despertara
ese jugador habilidoso que todos llevamos dentro. Con certeza algunos como el
Chavito, representando a la hinchada cardenal ya estaría acostumbrado a sentir
un tempano de hielo en el pecho.
La noche recién empezaba, cuando la primera sorpresa no se
hizo esperar. La aparición de la figura cómplice y paternal de don Eduardo. Un
caballero ampliamente conocido y querido por todos, dicen que vio jugar en vivo
y en directo a Jaime Morón, es padre de dos Lasallistas y miembro honorario del
Campo de Tejo La Embajada. Su simple
presencia y su energía vestido de cortos, de alguna manera nos alegró y por
supuesto nos animó a calentar a los pocos jugadores que a esa hora hacíamos
presencia en Compensar. No era fácil reunir los jugadores necesarios para darle
un inicio decente al partido. Por una parte los miembros del Sprach Institut,
que suelen ser los rivales, brillaron por su impuntualidad. Por la otra, un
buen número de Lasallistas no tuvo reparo en cancelar la invitación a
escasos minutos del pitazo inicial. Sin
embargo y a pesar de las dificultades se consiguió completar dos equipos de
cinco integrantes cada uno, algunos de los cuales eran simples espectadores,
entre los que destacaba un tipo con pinta de Sayayin.
La cosa fue simple, era el combo LHEMI con Marioñu, Anes,
defenzor y Jancker incluido don Eduardo como invitado especial, contra un
combinado improvisado pero peligroso.
El desarrollo fue un juego clásico de micro, con alta
exigencia física por las bajas temperaturas y la escasez de participantes que
consiguieron llevarlo al límite de la resistencia corporal. Las condiciones por supuesto no fueron las
ideales para desplegar un fútbol lírico, ya que entre otras cosas la baja
potencia de los reflectores del terreno de juego le hicieron un lindo homenaje
a las luminarias del estadio Manuel Murillo Toro de Ibagué. Pero,
¿Qué más da? Es lo que hay y el rival también lo sufre.
Dentro de un cotejo relativamente tranquilo, cuatro eventos
fueron la nota destacable de la jornada. El primero de ellos fue la notable
condición física de don Eduardo, que apelando a su reconocido talento, hizo lo
que se le dio la gana por la banda derecha. Una actuación destacada para el
dueño de segundo hogar. El otro suceso de la noche, fue el fantástico gol
anotado por defenzor. Un taponazo desde antes de la media cancha que se coló
por la mano izquierda del arquero rival, haciéndonos recordar con algo de
nostalgia los cañonazos que marcó José Ferreira Neto con la camiseta 10 de
Millonarios, por allá a comienzos de la década de los noventa del siglo
pasado.
Como tercer acontecimiento, se encuentra indudablemente el
excéntrico gol del Káiser Romero, un riflazo sorpresivo desde mitad de cancha
para reanudar el cotejo, el cual atravesó por medio de las piernas de Marioñu y
de defenzor para anidarse en la malla de los lasallistas. Es que no lo paran ni
con la sotana del hermano Nikki. GO-LA-ZO. Un tanto magistral de doble cuca, nunca antes
visto por estos andurriales.
Por último, pero no menos importante tenemos que reseñar el
peor ¡Para que te traje! del juego y
tal vez de toda la existencia de este blog.
Una jugada en que alías el Sayayin
elude a uno de los nuestros, luego con gran habilidad saca al portero y
sólo frente al arco decide por dárselas de clasudo pararse con el balón en la
línea con la intención de humillarnos, sin percatarse que un defensa por su
espalda consigue despejar de la raya el esférico junto con su frágil y endeble pierna. Es que esos goles sólo se
los hacen al verde por cortesía de Endo.
Celebración de uno de los goles del Kashima al verde |
Como balance general podemos decir que la agenda se cumplió
satisfactoriamente por este 2016, agradecemos su presencia en los partidos y el
seguimiento de este desvencijado blog. Esperamos el año que viene seguir
contando con buena salud y con disponibilidad para seguir sumando minutos en la
cancha. Y como dijo el profe Valdano: “Confieso
que es muy rara la noche que no sueño con goles espectaculares, hermosos y
mios”. ¿Quieren seguir soñando?
¡Nosotros también!
¡Les deseamos unas
felices fiestas calabazos!