domingo, 4 de diciembre de 2016

Fútbol: Dinámica de lo impensado


No son pocas las veces que el mundo del fútbol ha sido testigo de partidos memorables. Encuentros que quedan en la retina y en el recuerdo de aquellos que fueron testigos de esas páginas doradas del balompié. En los últimos tiempos se dieron heroicas gestas, que comúnmente llamamos remontadas memorables.  Por mencionar algunos ejemplos, podríamos citar la final de la Copa Conmebol de 1995 entre Rosario Central y Atlético Mineiro, con la impensada victoria “Canalla”  después de ir 4-0 abajo en el global.  Un poco más reciente en el tiempo nos encontramos con el inmortalizado “milagro de Estambul” en la final de la Liga de Campeones de Europa de 2005 entre el Milan y el Liverpool, cuando el conjunto británico se fue al descanso perdiendo 3 a 0,   pero durante el complemento logró igualar el marcador, para acto seguido adjudicarse la “orejona”  desde los 12 pasos. 

Lo que tal vez los eruditos del fútbol no habían visto jamás, era que un remedo de equipo lasallista que perdía de forma contundente y humillante por un 12-5 consiguiera poner el marcador en 14 iguales, para contra todo pronóstico forzar la definición desde el manchón blanco del penal.
La historia empieza, el lunes 14 de noviembre, en un partido maratónico de casi 110 minutos de juego corrido, debido al oportuno olvido de los encargados de Compensar para pedir la finalización del cotejo.  A algunos les pareció tan normal ese suceso,  que  atinaron a compararlo como una jornada académica de elección de personero donde podríamos jugar fútbol por más de cuatro horas continuas sin agotarnos. Por supuesto ahora no hay punto de comparación, ante la  exposición de  nuestros actuales cuerpos  víctimas de los vicios y el gluten. 

La extenuante exhibición de resistencia en el gramado, quedó solamente como una anécdota, luego de que se vió aparecer vestido de cortos por primera vez en el año, a nuestro fashionista delantero, el mismísimo Chavito Corredor, quién junto con defenzor  se dispusó a reforzar al  vulnerable conjunto del LHEMI. Se escucharon  entonces algunos aplausos y arengas para el que estuvo ausente tanto tiempo,  un breve saludo entre todos y  nuevamente prestos para mover el esférico.
La evidente derrota se podía palpar en los gestos de desaprobación propios y ajenos. Cada vez más balones sacados de la cabaña propia, cada vez más humillados por el rival. Parece que la condena estaba escrita y la sentencia estaba firmada, sólo hubo algo medianamente posible que hacer: apelar a la táctica y al cambio posicional, mover las fichas como en el juego el gran DT y esperar un milagro.  ¡Y la remontada se dio!  Un 14-14 sobre la hora nos llevó a dirimir el encuentro desde la lotería de los penales.

Como en cualquier torneo respetable, los ejecutantes nos alistamos en la bomba central,  nos ponemos de rodillas, y después de muchos años volvemos a invocar a San Miguel Febres Cordero, para que ruegue por nosotros y nos eche una mano en cada ejecución.  Cinco fueron, los elegidos para cada equipo, pero como ya saben que este es un blog completamente parcializado, sólo vamos a contar lo que hicieron los nuestros:

1. Romero “El Kaiser”: disparó con colocación y falló
2. Defenzor: Remate potente y efectivo que deja estático al portero
3. Pini: Cobro con ubicación que termina al fondo de la red.
4. Chavito: Remate sobrador que culmina en las manos del cancerbero
5. Cristian “El Extracomuninatrio”: Gran ejecución ajustada al palo de la mano derecha
6. Repite el Kaiser con un cobro lleno furia para definir la serie a favor de los Lasallistas.

Un desenlace impensado, un triunfo inesperado, digámoslo así, reflejado en las camisetas traspiradas y en los rostros de cansancio. Sólo aquellos que han logrado salir triunfantes de una definición por penales, podrán comprender la emoción que sentimos aquella tarde, el júbilo y la explosión de alegría reflejados en una montaña de abrazos y saltos que nos hacían extasiar y carcajear; tal vez así como lo soñó ese grupo de amigos, de jugadores profesionales pero de corazón amateur como era el Chapecoense brasileño, un club chico de corazón gigante que desapareció en un instante por los caprichos del destino. Una tragedia que nos sacó una lagrima a aquellos que de algún modo nos vimos ahí retratados.  Es por esto que desde este blog prometemos rendir como único homenaje posible seguir jugando al fútbol toda la vida. Por ellos y por nosotros.  ¡Gracias Chape!

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