lunes, 31 de diciembre de 2018

Boxing Day

Es una tarea titánica lograr juntar al grupo de lasallistas para jugar un partido en diciembre. Ahora bien, pretender organizar dos partidos en ese mismo mes es una utopía.  Los compromisos laborales, las nuevas responsabilidades como padres de familia, el período vacacional y por supuesto las tradicionales novenas bailables, siempre han sido prioridades en el último mes del año.

Por esto, echar un picado en la víspera de Navidad no se contemplaba como una posibilidad, de hecho, los empleados de este blog ya habían bajado la persiana de la oficina para entregarse de lleno a los excesos de la comida y la bebida que trae consigo la temporada decembrina. 

Por todo lo anterior causa asombro y extrañeza que El Kaiser haya conseguido convocar con éxito un partido entre los lasallistas y los ya conocidos alemanes, prácticamente cuando todos estábamos en otros rollos, tal vez ahí enpijamados viendo a Kevin McCallister hacer de las suyas en Nueva York.

"Ya se jueegaaa"

 Jugar fútbol en estas festividades, con Papá Noel a la vuelta de la esquina, es un privilegio que desde 1871 tiene exclusivamente la liga de Inglaterra con el denominado Boxing Day, donde por costumbre la pelota sigue girando, mientras todo el mundo sigue pasando el guayabo.  Se trata de un hermoso regalo que agradecemos todos los fanáticos del deporte más popular del planeta.

Con esos antecedentes y el corazón de gratitud henchido, nos dimos cita el 22 de diciembre en las instalaciones de Compensar, formando el equipo del LHEMI con: Ñoño, defenzor, Chavito, Jancker, Kaiser y Wilches. Si señores, Iván Wilches, el Cachorro de Wall Street, recordado por realizar en segundo hogar un patético calendario posando con escobas para intentar emular a Sofia Vergara y sus sueños del 98. El también conocido como John Cebollas, se reencontraba con sus viejos amigos de colegio después de muchísimos años de ausencia con la excusa de cascarle a la pecosa.
Widget vs. todo el equipo rival
En la vereda de enfrente, estaba el mismo rival de los últimos partidos. Salvo que en esta oportunidad contaban con nuestro arquero DJ Pinilla, quien sin mediar palabra optó por atajar para los alemanes, renegando de los suyos, así como si se tratara del despreciable de Navarro Montoya.   
DJ Pinilla tapando para los alemanes
A pesar de esa cachetada, los lasallistas no se amilanaron, más bien  empezaron a tocar el esférico con gran habilidad, hacían circular la pelota, utilizando al Chavito como líbero para distribuir el juego desde zona posterior. Todas las piezas lucían aceitadas excepto defenzor, que corría tímidamente detrás del balón agarrándose sus partes nobles, digamos como si estuviera haciendo el paso de Michael Jackson en "Smooth Criminal". Bastaron cinco minutos para que esa extraña condición le impidiera continuar en el gramado. Luego nos enteraríamos por el informe de la doctora Juanita Sandoval de Allianz, que se trataba de una Balanitis o una hinchazón del glande que haria recordar la cabeza de Rodrigo Copetran, eso sí, sin darnos más detalles de donde el paciente pudo adquirir ese grotesco factor infeccioso. Esa evidente impotencia, -la de verlo abandonar, por supuesto- fue aprovechada por Limburguer, para ocupar su lugar dentro del equipo lasallista. 

de Izq a Der: Chavo, Kaiser y POTUS
Como atacantes se ubicaron dos viejos conocidos, el cachorro Wilches y el mencionado Limburguer, quienes armaron una dupla interesante que logró marcar algunos goles. Se elogiaron mutuamente por el aspecto físico, al punto que celebraron una anotación al mejor estilo de Caniggia y Maradona. En fin… 

Con un partido controlado y una diferencia de tres goles, los del equipo LHEMI se relajaron. La parte cómica del partido la puso Ñoño que, al tratar de dominar la pelota, esta se le fue larga y tuvo que agarrarla fuera del área, lo que generó un tiro libre indirecto. El rival elaboró un laboratorio tan patético que nos hizo recordar al recinto homónimo del Hermano Miguel. Sin embargo, el remate del contendor se metió tímidamente en la portería ante el asombro y la risa de nuestros jugadores. 
 
Esas evidentes muestras de poco profesionalismo con el que se estaba afrontando el partido, hicieron mella en la barra brava local, los cuales se acercaron al alambrado de occidental para apretar a los lasallistas.  Los Rosalbinos del Tablón, como se hacen llamar, lanzaron improperios subidos de tono:  ¡Cebollín! le gritaron a Wilches; ¡Yunque! Al Kaiser; al profe Checho no lo bajaron de cabeza de incendio; a Jancker le dijeron ¡Gasparín! Le recordaron al Chavito el gol de Henry Rojas. Estaban verdaderamente enojados. Todo esto antes que la fuerza policial hiciera presencia para desalojarlas y llevarlas donde sus progenitoras. 

El rival nos había tomado ventaja en el marcador, los aficionados lucían irritados y la noche se cernía oscura y fria. El panorama era desalentador, pero solo el amor propio y el talento podía revertir esa situación. Era hora de sacar la casta, un Chavito renacido hizo gala de su juego y se echó el equipo al hombro para empatar con un potente remate de pierna izquierda. Había con que seguir de largo.

Wilches, lució inspirado haciendo alarde de su profesión, presionaba al rival corriendo todas las jugadas como si estuviera en una subasta en la Bolsa de Valores.  ¡Una fiera!  

Jancker, una gota de talento, una gota borrosa la foto
Limburguer desperdigando testosterona en la media cancha, metiendo en todas las jugadas, vociferando como Donald Trump.

Jancker, a pesar de que no tuvo un juego destacado, metió un gol, hizo un par de asistencias notables con su pie gotoso y realizó algunas interceptaciones que harían deleitar a los miembros de DAS.

El Kaiser con su característica gambeta siempre generó peligro cayendo por las bandas, el enganche y el remate cruzado fueron su firma del gol.

defenzor, pronta recuperación. Gran aporte en la tribuna para esta entrada. 

La portería estuvo más segura que con Pedro Pulgarín, por eso Ñoño fue prenda de garantía para asegurarnos que las postrimerías del partido el rival no iba a descontar los dos goles de diferencia con el que terminó la pizarra.
John Cebollas pisando el area
Los minutos finales se consumieron rápidamente bajo la sombra del crepúsculo bogotano, donde ya se tornaba difícil seguir con agudeza el desplazamiento del balón. De repente ingresó la encargada de la cancha y da por terminado el partido. Es el final del tiempo, aunque de verdad queremos seguir jugando, somos tercos de corazón a pesar de que nuestros frágiles cuerpos ya cercanos a la mediana edad sólo quieren desgonzarse para descansar. Hemos ganado 9-7 y nos vamos felices.

Como balance podemos decir que estuvimos alejados de las canchas gran parte del año, pero a pesar de todo tuvimos un cierre espectacular, disfrutamos de grandes cotejos estos últimos meses, y en definitiva es lo que nos da esperanza para seguir juntándonos en el año 2019. Es una hora en un vaso de agua, pero nos ha quitado muchas veces la sed. ¡Gracias a todos!
¡Feliz Año 2019!

Por lo pronto, están cordialmente invitados para la segunda (¿última?) edición de Pañales X Pola, evento que se llevará a cabo el 12 de enero en el Bosque Popular para celebrar la llegada de Mafe Castellanos, una de nuestras próximas lectoras de este jocoso blog.



 ¡Los esperamos agonías!

1 comentario:

Unknown dijo...

Creo que el partido lo ganamos los alemanes. Jajaja